La cancion del esteta

Perdóname, son tus rodillas
y esa porción de tus piernas tan bellas,
lo que incendian mi ardor.
¿Y por qué no decirlo? ¡Es tu carne!
Tu piel luminosa!

Todo en ti es suavidad. Eres toda mujer.
No es lo mismo admirarte en la playa,
donde el sol pretende deslucir tu fulgor,
que verte aquí conmigo.
Aquí, aunque vestida estás, esos

trozos elocuentes de tu cuerpo son
para mí el emblema de la felicidad.
No te codicio como a una presa.
¡No, por favor! Pero sí como un
deslumbrado esteta que adora

el divino esplendor de la belleza.
Déjame contemplar esas riquezas
como un conocedor...por el momento.
Quizás mañana, que será otro día,
podamos dialogar....
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