El mal tiempo del trópico es azaroso,
huraño, sombrío, amenazante.
De pronto, se transforma en fuerte tempestad,
con lluvias torrenciales y arrolladores vientos.
El buen tiempo es un regio diamante
anegado de luz que orgulloso
alucina con su brillo radiante y
fascina altanero con su raro esplendor.
Así eres tú también, mujer del trópico,
cuando apagas tu luz
en aciago silencio y hieres la ilusión
con hosca frialdad y glacial impiedad.
Un instante después resplandece tu sol,
sonríen tus labios,
brillan tus ojos y brota en tu corazón
la mansa fuente de un claro amanecer.
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huraño, sombrío, amenazante.
De pronto, se transforma en fuerte tempestad,
con lluvias torrenciales y arrolladores vientos.
El buen tiempo es un regio diamante
anegado de luz que orgulloso
alucina con su brillo radiante y
fascina altanero con su raro esplendor.
Así eres tú también, mujer del trópico,
cuando apagas tu luz
en aciago silencio y hieres la ilusión
con hosca frialdad y glacial impiedad.
Un instante después resplandece tu sol,
sonríen tus labios,
brillan tus ojos y brota en tu corazón
la mansa fuente de un claro amanecer.
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